-Hola-, me dice una serpiente, -hola- le respondo, -sabes, flotar no es tan bueno como estar en la tierra-
-¿a que se debe tu comentario?-
-pienso que flotar es bueno, pero que no tener algún grado de apego a la tierra, hce perder la verdadera magnitud de la realidad-
-tienes razón, pero, no tengo como alcanzar el suelo, solo floto-
-sabes- de dice la serpiente, -veo que podemos llegar a hacer grandes cosas juntos, te propongo algo, si me dejas subir a tu espalda, es muy probable que mi peso te haga descender, asi podras disfrutar de lo bueno que es el suelo y yo de lo grandioso que es flotar-
Sus palabras me parecieron sensatas y acepté.
-Sube- le dije, -te acojo como parte de mi mismo, juntos haremos grandes cosas-
La serpiente se arrastró por el árbol, una vez estando en lo alto, se avalanza sobre mi cabeza, se arrastra por mi nuca y se acomoda en mi espalda.
-Sigo flotando, no sento el suelo en mis pies-
-No te preocupes, deja enterrar mi cola en tu espalda y entrar en tu columna, dejaré mi cabeza en tu hombro izquierdo para que podamos hablar y planear nuestra gloria-
-si haces eso, ¿podre sentir el suelo en mis piés?-
-si-
Sus palabras me parecieron nobles, la serpiente me habló por largo rato lo bueno de su propuesta y de lo sincero de su actuar.
Acepte con gran alegría y le dije que creia en sus palabras.
La serpiente se clavó en mi piel y senti un gran pesar.
-¿que es este pesar que siento?-
-es el suelo, es lo que se siente no flotar-
-pensé que seria distinto-
-no amigo, esto és-
Habiendo dicho eso, seguí mi camino con él en mi hombro izquierdo, dichoso de aquella novedad.
Al tiempo, encontramos un manantial, el mas maravilloso manatial.
El manantial nos ve y nos pregunta -¿quieren beber de mi agua?-, en el momento en que iba a asentir, la serpiente saca su cabeza, coloca su cola en mi oido izquierdo y dice:
-en efecto, quiero beber de tu agua ya que cargar a este ser me tiene sediento, llevo un largo camino y no es fácil, me apiadé de él ya que sin mi, el no es capaz de avanzar- el manantial respondió:
-que lamentable tu suerte, pero por tu heroica misión, te dejare beber toda el agua que quieras, eres muy noble en hacer lo que haces, los dos pueden beber-
-no es necesario que el beba, yo compartiré tu agua con él-
La serpiente quitó su cola de mi oido, bajó por mi pié y se arrastró hacia el brode del manantial, -yo también quiero beber- le dije a la serpiente, -espera que yo beba, es probable que sea peligroso, si muero con algún veneno, te habré salvado la vida-
Nuevamente creí en la serpiente y pensé en lo buen amigo que era al cuidarme.
Bebió hasta satisfacerse y luego regresó a su lugar, volvio a tapar con su cola mi oido y dijo:
-gracias manantial, te estaremos eternamente agradecidos-
-el mundo te está agradecido serpiente-, dijo el manantial, -que tu obra de buena voluntad perdure-
La serpiente sacó su cola de mi oiodo y me susurró -alejemosnos rapidamente, el manantial quiere sacar provecho de tí, es por eso que no dejé que bebieras, pues en el momento justo, el hubiese arremetido contra ti-
Dicho esto me aleje lo mas rapido que pude de aquel lugar.
Estando ya muy lejos de aquel manantial, la serpiente me pregunta:
-¿que es eso que llevas en la frente?-
-es laurel-
-¿que es el laurel?-
-un árbol santo-
-¿te da algún poder?-
-si, cubre mi ojo, el ojo con el que veo más allá-
Habiendo escuchado ésto, la serpiente salta sobre mi oido, recorre mi cabeza, sale por mi ojo y me arrebata el laurel.
-¿que hiciste, porqué lo hiciste?-
-ansío tu poder, ahora es mio-
-tonta serpiente, ahora no es de nadie, ese poder solo funciona en mi y ahora, ni tu ni yo lo poseemos-
La serpiente me miró y se convirtio en ratón, luego de eso, se escabulló entre las ramas y desapareió.
he perdido mi laurel, mi oido y mi poder.
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